Me apetecía desde hace mucho tiempo contaros mi boda, pero siempre tenía miedo a parecer muy egocéntrica, pero creo que después de una año enseñando bodas, ya se merece un huequecito.
Lo que hoy os voy a contar, muchas ya lo conocen y es que mi pedida fue un tanto… rara…
A pesar de que teníamos organizado todo, o practicamente todo, no me queria quedar sin pedida, evidentemente soy una mujer ñoña, así que mas le valía a B hacer algo…
Llegó mi cumple y él me decía que para ese día me tenía una sorpresa, yo feliz, sabía que era mi anillo!! por fin el tío se había percatado de mis indirectas!!
Y cuando me dispongo a abrir mi regalo… primero pensé que sería una pulsera, pues la forma del paquete… no era de anillo… pero mis ojos no salían del asombro al descubrir que mi regalo era una tableta de chocolate!! vale, me gusta… pero tanto, no.
Pero la abrí, a ver si era como la película de “Charlie y la fábrica de chocolate”… y esto fue lo que encontré:
No me lo podía creer!! mi anillo se había convertido en unos zapatos Magrit!!, soy un poco como Carrie, adoro los zapatos, aunque reconozco que me cuesta ir de tacones todos los días… y B sabía que unos zapatos eran sin duda un buen regalo de pedida, y más estos zapatos…
Llegué a casa y empece la gymkana:
Mi trabajo era reunir los posit por casa, y ya tenía mis zapatos!!, era la más feliz del mundo!!
La verdad que no me costo mucho….no tenía presión…pero quería ver que zapatos eran los que me tocaban!! Y una vez conseguido…
…nos fuimos a la tienda, igual que una niña pequeña!! estaba super nerviosa!! Quería verlos ya!!
Pero, ¿y dónde estaban mis zapatos?…
Pues en ningun lado!! tenía que escoger todo para hacerlos a mi gusto!! mis zapatos iban a ser muy yo, y mi chico había conseguido el “anillo” perfecto…
Dije que los quer’a de piel, y de color rosa, y el interior lo forré de color plata…
A los pocos meses, fuí a buscarlos, y de verdad, igual que me pasó con el vestido, me emocioné, eran perfectos, preciosos, enamoradizos, pero sobre todo, eran mis zapatos de novia y la joya de mi pedida.
Tenían un lazo precioso de cristales de swarovski, lo justo para no parar de subir el vestido para enseñarlos.