El otro día os enseñaba la primera parte de esta boda y sé que la segunda, no os dejará indiferente.
Parece increíble lo que puede dar de si un sitio, y que versatilidad tiene.
Cuando los invitados bajaban a la zona del aperitivo, lo hacían por un camino poco común para este sitio, por un camino empedrado y entre árboles, aunque sí iluminado por cientos de velas.
El aperitivo estaba decorado con flores y velas, pero es que nadie se imaginaba lo que les esperaba en la cena.
Se utilizaron las ramas de árbol que tienen en el hotel para poner el seating de los invitados.
Como eran muchos invitados, se aconsejó a J y J que usaran centros altos y bajos, mezclándolos.
Candelabros de plata con velas, nuestros preferidos.
En las bajas un juego de varias botellas y velas…
Los niños, sin embargo, tenían una mesa muchísimo más golosa… su centro eran cupcakes de varios tonos.
Los marcos de fotos, todos distintos, comprados por la novia uno a uno. Por cierto, la tendencia del año que viene es volver a los numeros de mesa y olvidarnos de nombres de mil formas.
Y en dos mesas a parte, los regalos que se daban para los invitados, un detalle muy bueno al que los españoles no estamos acostumbrados y sinceramente, se ahorran muchos “malos momentos” por parte de los novios, a parte del tiempo ganado para fiesta.
El detalle, un cd con la música preferida de ellos dos.
Y en otra mesa, también a la entrada, la tarta y digo la tarta, porque fue un centro de fotos.
La artífice de esta joya, entera de verdad, y que se repartió para comerla, fue Aymar de Ma Petite Pâtisserie, de verdad, una artista como pocas, ya que en Asturias yo las cuento con los dedos de una mano y ¡¡¡me sobran dedos!!!
Se decoró la mesa con flores a juego de toda la boda, pero también con unos trapitos de ganchillo y velas. Los novios decidieron usar los cuchillos de corte que la madre de J había usado en su boda.
Otro detalle, el primer piso lo guardaron para congelarlo y tomarlo en el bautizo de su primer hijo. Precioso.
Bonita, ¿no?
Y una vez terminaban de cenar, la fiesta se hacía en otro piso, en el superior, y allí todavía había algo más en la misma linea.
Un cigar bar, con cajitas de cerillas como detalle y muchas clases de puros diferentes. Y por si alguno quería quitar el sabor de tabaco, unos pequeños botes con gominolas. También alpargatas para las invitadas, el ritmo no podía parar.
Habiamos dispuesto dos zonas chill-out, una interior más modernilla, para aquellas personas que quisieran estar más tranquilas, pero en el meoyo de la fiesta. Sin duda estos sofás son un acierto en todos los niveles.
Y otra en el exterior, donde decoramos la terraza entera, con cientos de velas, sofas, alfombras, y rincones verdaderamente vintage (y lo demás son tonterías) para que nadie quedará sin sentarse.
Doy fe, que esta alfombra fue muy, muy utilizada por varios invitados… ya un vez entrada la fiesta…
Creo que sorprendentemente, nadie se esperaba el final de la fiesta de esta forma, pero cuando además de una barra libre perfecta, se sirven cientos de botellas de Moët & Chandon pink, creo que ya todo fue inolvidable, o mejor dicho, tal cual lo soñaban JYJ.
Y no tardaré en hablaros (si ella me deja, esta semana ya) de la empresa que consintió los deseos de la novia, que no dudo en pensar y convertirlos en impresionantes muebles para disfrutar y que le auguro un buen futuro.
Y solo puedo daros las gracias por la buena acogida que estáis dando de nuevo al blog, las visitas a él lo avalan.
Por supuesto, a Javi y Jose de F2studio que siempre consiguen el mejor recuerdo plasmado en foto y me han cedido las fotos sin inconveniente alguno. Gracias de corazón chicos.
Mil besos
Im-presionante.
La espera mereció la pena.
Gracias por tu confianza!